La crisis del presente: desintegración familiar en cinco novelas contemporáneas
Resumen
La presente tesis entiende que la familia, vista desde la literatura mexicana contemporánea, es una construcción de sentido que explora nuestra forma de involucrarnos con el mundo y el tiempo presente a partir de experiencias específicas relacionadas con la pérdida, el dolor, la incertidumbre y la desaparición, entre otras. El corpus tratado aquí (El cuerpo en que nací, Casas vacías, El nervio principal, Desierto sonoro, Nubecita) replantea la concepción de lo familiar desde su proceso de descomposición. Estas novelas muestran un evidente repliegue de la voz narrativa hacia su propia intimidad, hacia la construcción de un yo que comunica todas sus impresiones personales ligadas con el trauma, la soledad, el resentimiento desde una dimensión privada y confesional. Somos testigos de la extinción de un nosotros como familia y la aparición de un yo que se sabe ajeno a cualquier círculo afectivo lidiando siempre con un presente que demanda la problematización de las expectativas individuales, el peso de las fallidas instituciones sociales y el posible valor del futuro. Estaríamos frente a una vertiente narrativa que utiliza la familia en descomposición para esgrimir una serie de elementos estéticos y narrativos esenciales para la literatura de nuestro tiempo. Entonces, la novela familiar contemporánea se distinguiría por su mecanismo de escritura y estrategia discursiva vinculados casi siempre con la enunciación en primera persona desde una perspectiva pesimista y adolorida por las cicatrices familiares; una narrativa concentrada en el estudio de la memoria y el trauma a partir de la problematización del sujeto en relación con su pasado familiar –rememoración de separaciones traumáticas; abandono y soledad durante la infancia–. Ello inevitablemente conduce a una discusión sobre las complejas experiencias vinculadas con la temporalidad –falta de expectativas que clausuran el futuro; derrota y hastío estancando la existencia en un presente vacío–. Nos encontramos con un corpus, entonces, que lidia con espacios domésticos hostiles, mecanismos discursivos que dejan ver la necesidad de registrar este malestar social y mental –fotografías, documentos escritos, conversaciones– como evidencia de un síntoma compartido por toda una generación.