Prefabricación y construcción arquitectónica. La aportación del diseño industrial en la producción arquitectónica
Abstract
Desde hace varias décadas, la prefabricación de partes y elementos han sido una respuesta para concluir más rápidamente, a menor costo, mejor calidad y con un mínimo de problemas, las obras arquitectónicas como casas y edificios. Se hace una breve revisión de cómo la arquitectura, a partir del siglo XIX, y con más fuerza en los siglos XX y actualmente en el XXI, se ha beneficiado de los avances tecnológicos en materia constructiva y las nuevas propuestas de planeación por parte de las nacientes ciencias de la administración. Ejemplos de aplicación son los nuevos y resistentes materiales, componentes de unión, sistemas de construcción eficiente, estructuralmente más resistentes, de fácil colocación, de mejor apariencia y con acabados permanentes, con los cuales se ha favorecido la arquitectura moderna. La mayoría de las construcciones dependen de un gran número de proveedores y se realizan a la intemperie, por lo que es difícil controlar variables claves de medidas, tiempo, y desempeño, lo que no sucede con las piezas prefabricadas que se manufacturan en fábricas, que llegan listas para instalarse. Es tiempo de retomar las ideas del famoso arquitecto Le Corbusier, que en su libro Modulor publicado en 1948 sugería que las medidas de los espacios deberían proyectarse de acuerdo a la escala humana, y en base a la proporción áurea. Otro agravante en la industria de la construcción en México, es que en el país rige el sistema métrico decimal, mientras que la gran mayoría de los insumos, materias primas, materiales, etc., provienen de fabricantes que utilizan el sistema inglés de medidas, lo que obliga hacer una serie de ajustes en el lugar de la obra. Sería altamente recomendable que las medidas de los espacios habitables se modularan de acuerdo a las medidas en que vienen los materiales, y que las puertas y ventanas, por mencionar un ejemplo, vinieran en sólo unas cuantas opciones, lo que ayudaría a reducir el desperdicio y aumentar la productividad. Para responder a estos desafíos es deseable que la empresa integre las funciones de diseño y manufactura, orientándolas a la satisfacción de las necesidades del cliente, buscando mejorar la calidad de vida, con el menor impacto ambiental posible. Otras preocupaciones es lograr la mejor relación costo-beneficio posible con un producto de buena calidad que se ofrezca en el tiempo oportuno. Algunos fabricantes de conjuntos habitacionales en México aplican esta filosofía, con lo que han logrado aumentar su rendimiento.