Redes comerciales, caminos, templos y conventos en algunas zonas del México prehispánico y colonial del siglo XVI
Resumen
Hay una relación entre el comercio, los caminos y los conventos del siglo XVI en la Nueva España que, sin embargo, se remonta a los tiempos prehispánicos mutatis mutandis. En efecto, la religiosidad impregnaba la sociedad prehispánica tanto o más que a las europeas de la misma época, y si no había conventos, en cambio existían templos en los cuales se manifestaba intensamente la devoción de aquellos pueblos herederos de antiguas civilizaciones. En particular, esta devoción aparecía vinculada al comercio mediante las ceremonias propiciatorias correspondientes. Por lo tanto, el comercio no era una relación pura e impersonal de dinero como en el capitalismo contemporáneo, sino un acontecimiento que impactaba a todo su entorno social, ya que si bien los comerciantes eran especialistas (hoy se diría: profesionales), el comercio, la producción y el consumo estaban amalgamados entre sí socialmente por otras cosas además del dinero en su forma prehispánica, sin subestimar su función como acicate para tales actividades. Si bien la conquista española modificó la correlación de fuerzas sociales implantando una nueva tecnología, provocando un desastre sanitario al traer enfermedades para las cuales no estaba preparado el sistema inmunitario de los pueblos originarios, etcétera, el sistema general de redes comerciales–caminos conventos continuó reproduciendo, aunque profundamente trastocado, el esquema indígena correspondiente, con nuevos “señores” y “dominados” en el sentido weberiano. Ejemplo claro de esto fue el bien patrimonial inscripto desde 1994 en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO bajo el título de Primeros Monasterios del Siglo XVI en las Faldas del Popocatépetl pertenecientes a las tres órdenes mendicantes activas en la evangelización, casi inmediatamente después de la toma de Tenochtitlán. There is a relationship between trade, roads and monasteries in the sixteenth century New Spain, however, dates back to pre-Hispanic times mutatis mutandis. Indeed, the pre-Hispanic religiosity permeated much or more than the European society of the same time and if there were convents, however there were temples in which intensely expressed the devotion of those peoples, heirs of ancient civilizations. In particular this devotion appeared linked to trade through appropriate propitiatory ceremonies. So trade was not a pure and impersonal relationship of money as in contemporary capitalism but an event that impacted the entire social environment, because although traders were specialists (now “professional” one might say), trade, production and consumption were amalgamated together socially with other things besides money in their indigenous shape, without underestimating its role as a stimulus for such activities. While the Spanish conquest disastrously changed the balance of social forces implementing a new technology, causing a health bringing diseases for which was unprepared immune systems of indigenous peoples, etcetera, the general system of commercial networks - roads - convents could continue playing, though deeply upset corresponding indigenous scheme, with new “masters” and “dominated” in the Weberian sense; a clear example of this was the heritage property registered in 1994 in the list of World Heritage of UNESCO under the title First sixteenth century monasteries on the slopes of Popocatepetl from the three mendicant orders active in evangelization, almost immediately after the capture of Tenochtitlan.