Abstract
Se analiza la posibilidad de instituir un lengua única para la ciencia y se concluye que los progresos tecnológicos en el dominio de la traducción simultánea permiten augurar en un futuro próximo una facilidad acrecentada de las posibilidades de comunicación y que el porvenir pertenece al plurilingüismo, salvaguardando de este modo el alma de nuestras lenguas.